¿Pero por qué el cáncer de páncreas es tan difícil de tratar? ¿A qué debemos estar atentos para poder detectarlo lo antes posible?
RELACIÓN ENTRE PÁNCREAS Y HÁBITOS DE VIDA
La incidencia del cáncer de páncreas está creciendo: actualmente, según datos del Observatorio del Cáncer de la AECC, se registran unos 8.000 casos anuales.“A día de hoy, es el noveno tumor más frecuente y se prevé un incremento en los próximos años”, afirma el doctor Cugat.
Para este experto seguir unos hábitos poco saludables es uno de los motivos que explican esta tendencia.
“Nuestro estilo de vida cada vez más sedentario, con dietas ricas en grasas, alimentos muy procesados y pobres en fibra, frutas y verduras, así como el abuso de tóxicos como el alcohol y el tabaco favorecen el desarrollo de esta enfermedad”, nos cuenta.
Pero eso no es todo: el cáncer de páncreas se genera cuando las células de este órgano sufren alteraciones genéticas que nuestro organismo no puede controlar.
Esto puede deberse a una predisposición genética, pero los malos hábitos también “favorecen que se activen las mutaciones de estos genes alterados o, incluso, pueden propiciar nuevas mutaciones a partir de genes normales”, explica el cirujano.
UN TUMOR DE MUY DIFÍCIL ACCESO
Uno de los principales escollos que se encuentran los médicos a la hora de acabar con este tumor es el sitio en el que se encuentra ubicado este órgano.
“Los tumores de páncreas crecen en medio de una trama de tejido dermoplástico (cicatricial) que hace muy difícil que los fármacos quimioterápicos penetren en él”, aclara Cugat.
Actualmente se investiga cómo desarrollar sustancias que disuelven estas 'cicatrices'
Precisamente por ello la cirugía se convierte, a día de hoy, en el único tratamiento que permite, siempre y cuando el tumor se detecte a tiempo, una supervivencia a largo plazo. Y en este punto la ubicación del páncreas tampoco lo pone fácil.
“Este órgano se encuentra en una localización muy profunda y de difícil acceso y, además, se relaciona con vasos sanguíneos que llevan y traen la sangre al hígado, al intestino delgado, al bazo y al estómago, por lo que no se puede prescindir de ellos”, nos aclara el experto que, además, es profesor adjunto del Departamento de Cirugía de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Este contexto explica, en buena medida, el gran avance que representan estudios como los que el CNIO y la Vall d'Hebron han llevado a cabo.
“Este tipo de investigaciones van dirigidas al origen del problema, a los cambios que se producen en los genes responsables del desarrollo de estos tumores. Son el futuro para la solución no solo del cáncer de páncreas, sino de otros muchos tumores”, opina el doctor Cugat.
Estudios como los del doctor Barbacid son el principio de un largo camino
Pero, mientras esperamos a que estas nuevas vías de tratamiento se conviertan en realidad el experto recalca que es muy importante invertir esfuerzo y recursos en la prevención y el control de los factores de riesgo y también en el campo de la oncología y la cirugía, que son las herramientas de las que disponemos actualmente para evitar y tratar la enfermedad.
LA DETECCIÓN PRECOZ ES FUNDAMENTAL
Para detectar a tiempo este tipo de tumor conocer los síntomas que puede provocar al principio es muy importante. Y una de las dificultades es que son muy poco específicos.
“Encontramos desde una molestia o dolor de estómago, a una digestión difícil o pesada, la sensación de que no nos sientan bien ciertos alimentos, la pérdida de apetito o el cansancio. Incluso la aparición de una diabetes de forma súbita puede ser el primer síntoma de esta enfermedad”, especifica el experto.
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